martes, 27 de agosto de 2013

OSCAR SCHMIDT BEZERRA, LA METRALLETA BRASILEÑA


Su nombre completo es Oscar Daniel Bezerra Schmidt, aunque en España, tanto medios de comunicación como aficionados ‘ordenaron’ a la española sus apellidos y aquí siempre se le conoció como Oscar Schmidt Bezerra. Auténtica estrella del baloncesto brasileño, por ser el máximo anotador en tres Juegos Olímpicos (superado recientemente por Pau Gasol) y por ser considerado el máximo anotador de todos los tiempos, con 49.703 puntos en su carrera profesional. Sin lugar a dudas es el mejor jugador suramericano de todos los tiempos, sólo Ginobili puede hacerle sombra y uno de los 5 mejores jugadores de la historia que no ha pasado por la NBA.


Tardía fue la introducción del baloncesto en la vida de Oscar,  empezando a jugar a los 13 años partiendo de la posición de pívot, debido a su prematura altura, y con un tiro no demasiado fiable. Este inseguro tiro hizo que su primer entrenador, el japonés Laurindo Miura, aplicara sobre él unos métodos orientales con el objetivo de mejorar su mano. Benditos métodos. De esta forma se convirtió en uno de los mejores aleros tiradores de la historia del baloncesto, de ahí el apodo de Mao Santa.

Las historias sobre los entrenos/hazañas de Oscar  son múltiples:
- En un entrenamiento, cuando jugaba en el Flamengo, consiguió enchufar 90 triples seguidos. De   hecho, no abandonaba ningún entrenamiento si no metía 20 consecutivos.
- Logró encestar 196 tiros libres de forma consecutiva en un entrenamiento con público.
- Su récord anotador lo consiguió en un partido en Brasil, con 74 puntos.
- El récord de la ACB de triples en un partido lo tiene con 11.
- No abandonaba ningún entrenamiento hasta que no anotaba 20 triples consecutivos.
- En Caserta cuentan que era su propia mujer, Cristina, la que a diario le acompañaba al pabellón para pasarle el balón y que cumpliera sus series de cincuenta triples desde cinco posiciones hasta un total de 250 tiros. Cuando su esposa se puso de parto acudieron a un hospital de Nápoles y, como el médico le dijo que el niño no nacería antes de cuatro o cinco horas, se fue a entrenar y a su regreso asistió al alumbramiento de su hijo Felipe.


Oscar se hizo visible para muchos aficionados europeos tras sus increíbles actuaciones con la canarinha en los Mundiales o Juegos Olímpicos durante los años 80´s , pero en Italia,  y más en concreto en Caserta,  eran bien conocidas sus aptitudes desde el año 1983. Hay un antes y un después de Schmidt. De tomar un equipo en la segunda categoría del basket italiano a llevarlo a pelear por los títulos con los grandes. Recaló en Caserta con 24 años y en cada temporada el club iba dando pasos adelante. Subió a la Serie A-1, perdió una final de Copa, la Korac ante el Bancoroma y la Liga ante el Simac Milan en un exitoso ciclo de cuatro años.
Oscar logró que Caserta, una pequeña localidad situada al norte de Nápoles, pasara de ser una escuadra de segundo o tercer plano a ser una de las favoritas en diversos campeonatos italianos. Incluso situó a Caserta en el mapa del baloncesto europeo. Quien no recuerda la final de la Recopa en la primavera del 89… el Snaidero Caserta y al Real Madrid disputaron una de las finales más espectaculares y que ha pasado a los anales de la historia, con prórroga incluida. La copa de campeón se la llevaría el Madrid después de vencer por 117-113. Oscar llegó a los 44 puntos, pero los 62 puntos del genio de Sibenik fueron demasiado para los italianos.


Muchos títulos individuales en esta etapa pero muy pocos colectivos, ya que en las ocho temporadas que militó en Caserta tan solo ganó una Copa de Italia. Curiosamente, ésta ganó la primera liga de su historia la temporada en la que dejó el equipo destino de Pavia. Un rey carente de corona.

Estrella en equipos humildes, nunca quiso dar el paso a clubes de gran entidad. Dispuso de varias ofertas muy suculentas pero todas ellas fueron rechazadas.  La más conocida llegó en 1984, Óscar llegó a tener encima de su mesa una oferta seria de los New Jersey Nets, pero la desechó por varios motivos: en Italia ganaba más, era el jugador franquicia y, sobre todo, porque en esa época la normativa FIBA impedía jugar a los profesionales con su selección.
También estuvo cerca de fichar por el Real Madrid, se dice que todavía hoy Oscar Schmidt conserva en su casa un contrato que le envió el Real Madrid, firmado por Ramón Mendoza, para que se incorporara al club blanco que ya había fichado a Petrovic y buscaba un juego exterior imparable.


Pero el destino es testarudo, y finalmente  los aficionados españoles podrían verlo en directo. Oscar Schmidt firmó por el Forum en 1993.  Dejó una huella imborrable en Valladolid a pesar de disputar únicamente 2 temporadas en ACB. Aunque llegó a España con 34 años, consiguió unos números al alcance de unos pocos elegidos. El brasileño firmó unos espectaculares números: máximo anotador de la ACB en la temporada 1993/94 con  33.2 por partido, 2º máximo anotador la campaña siguiente con 24 de media.
Las palabras de Moncho Monsalve, entrenador del brasileño en su primera temporada en Valladolid, dan una idea aproximada de la importancia del alero, “es el jugador más grande del mundo FIBA que ha existido jamás”.

Tras Valladolid regresó a su tierra natal donde, pese a la edad, aún compitió durante ocho años. Ocho temporadas en las que no bajó nunca de 30 puntos de promedio, convirtiéndose en 2001 en el máximo anotador de la historia del baloncesto, superando la marca de 46.727 puntos de Kareem Abdul Jabbar. Su retirada llegó en 2003, con 45 años y cuando tan sólo se encontraba a 300 de los 50.000 puntos anotados.
En el 2010, como reconocimiento a su gran carrera, entró en el Salón de la Fama, junto a otros genios del basket europeo como Sabonis, Meneghin, Divac.

Kobe siempre se ha considerado fan de Oscar.

Su amor a la selección brasileña lo llevó a representar a su país durante cinco Juegos Olímpicos (record junto al australiano Andrew Gaze y al puertorriqueño Teófilo Cruz), siendo el máximo anotador de los tres últimos que disputó.
Su mayor éxito internacional fue durante los Juegos Panamericanos de Indianápolis 87. El 23 de agosto, después de meter 53 puntos en las semifinales, llegó la esperada final frente al anfitrión, unos Estados Unidos representados por sus mejores universitarios con David Robinson y Danny Manning como grandes estrellas. Los locales llegaron a ir veinte arriba en la primera parte, que terminaría con “sólo” 11 puntos de Óscar. Tras el descanso Robinson fue acumulando faltas y Óscar olió sangre. Las caras de sus inexpertos rivales denotaban presión y miedo. “Tirad, tirad”, les gritaba. 
Se destapó con 35 puntos más, en una serie de 5 triples consecutivos que cercenaron las esperanzas yankies. Nadie les había hecho cien puntos antes ni les había derrotado en su propio suelo.



- replica camiseta OSCAR SCHMIDT brasil 1986 -



disponible en tallas:
M (53x74 cm)
L (55x75 cm)
XL (58x78 cm)
XXL (60x80 cm)

Precio: 44,95€

+ info: thenbacircus@gmail.com