El Príncipe de Bel-Air fue sin duda la serie que más marco a aquellos aficionados al baloncesto y cultura hip-hop que nacieron a finales de los 80 y principios de los años 90 en aquella España que empezaba a conocer las virtudes del estilo de vida americano. Más en concreto el capítulo "Pasársela a Will" donde se presentaba al equipo de instituto de Bel-Air, un completo desastre de equipo, capitaneado por Carlton y rodeado de una panda de chicos blancos que no acertaban a meter un balón por el aro.
La aparición del joven Will desde Filadelphia va a cambiar el rumbo de este equipo y su entrenador, el gran Smiley, tarda poco en darse cuenta de por donde deben ir los tiros. Su nueva filosofía de juego se resume en esta mítica frase: "Pasársela a Will".
El capítulo es desternillante, con varias referencias al mundo del basket y como guinda del pastel aparece el mismísimo Isiah Thomas, que acababa de ser campeón de la NBA por segunda vez con los Bad Boys de Detroit, y que se juega un uno contra uno contra el Príncipe Descarado.